b. Comunidad Castreña.

Paisaje.

El monte Trega es un elemento geográfico con una silueta inconfundible desde la distancia. A día de hoy todavía es usado como referente en el paisaje para los marineros que pescan en la zona. Seguramente jugó este mismo papel desde la prehistoria.

El poblado se sitúa en la parte más alta, entre los 200 y los 300 metros de altitud, fundamentalmente por las laderas Este, Sureste y norte. Si bien no conocemos exactamente los límites por el lado Este.

La situación del poblado obedece probablemente a razones estratégicas. Desde la cima se controla visualmente el acceso al río Miño, que en los primeros tiempos de la conquista romana fue una importante vía de comunicación con el interior de la Gallaecia. Al abrigo de las actividades comerciales el poblado experimentó un rápido crecimiento hasta convertirse en una auténtica ciudad, que seguramente funcionó como lugar de referencia política, administrativa, seguramente religiosa y por supuesto económica de la comarca. La posterior construcción de vías romanas, ya avanzada la conquista, hizo que el río perdiera peso comercial y el poblado se fue abandonando lentamente.

Pero la existencia del Trega no solo se explica desde el comercio. Su situación en el extremo del valle del Rosal, una llanura con una gran potencia agrícola y con importantes yacimientos auríferos debió contribuir a la consolidación del poblado.

Urbanismo.

El aspecto más destacado y llamativo del Tegra es sin duda su complejo urbanismo que presenta un aspecto laberíntico y de aparente desorden. Pero esto es solo una impresión. Si observamos el poblado con detalle podemos ver que en el hay una compleja organización e incluso una planificación que permitió la convivencia de varios miles de personas.

La zona que mejor podemos entender es la esquina norte del castro, conocida como poblado de Calvo. Esta es la zona que más se ha estudiado y que actualmente se encuentra también en mejor estado de conservación.

El primer elemento destacable es la muralla de granito, de 1 ,60 m de espesor, que rodea el poblado. Se trata de es uno de los elementos definitorios de cualquier castro y uno de sus ejes vertebradores. En ella podemos ver una de las entradas, la conocida como Puerta norte. Como suele ser habitual, por motivos defensivos, el acceso no es cómodo. Se realiza a través de un tramo de escaleras, que impediría la circulación de carros, es bastante estrecho y en el exterior, en un lateral, hay una construcción, interpretada tradicionalmente como cuerpo de guardia, que reforzaría la defensa en este punto.

La entrada conecta con una de las calles principales del castro. Tiene una disposición norte-sur y es la vía de mayor anchura conocida hasta ahora en el poblado. La circulación por el castro se completaba con otra vía mucho más estrecha perpendicular a la primera, y con la ronda de la muralla.

Este último camino permitía recorrer casi todo el poblado por el interior del muro defensivo. Si nos fijamos, casi nunca vamos a encontrar edificios adosados a la muralla. Se intentaba dejar siempre este espacio libre, por motivos defensivos. La excepción la tenemos precisamente en la esquina Noroeste de la muralla, donde aparece una pequeña construcción que se cree funcionó como garita o lugar de observación. De estas 3 vías principales parten después multitud de pequeñas calles o pasos que conducen a las diferentes unidades familiares.

En esta zona se pueden además ver toda una serie de elementos típicos de de muchas ciudades como son canales de conducción y evacuación de aguas, pequeños aljibes que recogían las aguas de lluvia, o aliviaderos practicados en la muralla para expulsar las aguas residuales.

La casa.

La casa es otro de los aspectos destacados del castro. La primera impresión es que el poblado es una suma de edificios circularles sin conexión unos con otros. De nuevo una observación más detenida nos permite ver que el poblado se organiza en lo que unos investigadores llaman unidades familiares y otros Casas-patio. Estas casas-patio son conjuntos de edificios que rodean un patio común, normalmente empedrado, al que abren sus puertas. En estos conjuntos suele haber una o varias viviendas con sus construcciones secundarias: almacenes, pequeños establos e incluso talleres artesanales.

Las construcciones más características son sin duda las viviendas porque suelen presentar 3 elementos inconfundibles: Un pequeño atrio o vestíbulo delante de la puerta de entrada; un horno, seguramente para cocer pan, casi siempre en un lateral del vestíbulo; y el hogar que aparece en el centro de la vivienda.z

Las construcciones secundarias suelen tener muros de peor calidad y presentan entradas elevadas, probablemente para evitar humedades o el acceso de animales. Las viviendas al contrario es normal que tengan el umbral de entrada al mismo nivel del pavimento del patio.

Los investigadores piensan que en esta estructura de casa-patio, típica de los castros del conventus Bracarense, viviría una familia extensa. Es decir una familia nuclear de padres e hijos, pero también abuelos, tíos…

Es frecuente pensar que la apariencia del castro es muy homogénea y de ella no parecen observase diferencias sociales. Pero es otra vez solo apariencia. Un paseo por el yacimiento permite ver diferencias importantes entre las distintas casas patio. Había conjuntos familiares que disponían de más espacio y mayor número de construcciones que otros. De la misma manera las familias de rango social elevado dotaban a sus viviendas de elementos de prestigio como esvásticas y otras decoraciones ricamente labradas en granito.

Arquitectura.

Todas las construcciones del castro están hechas de granito extraído del propio monte que funcionó como una auténtica cantera. Están realizadas con un doble paramento de mampostería relleno de pequeñas piedras, barro y tierra. La forma predominante es la circular (aproximadamente un 70 %), pero también encontramos edificios ovalados o rectangulares con esquinas redondeadas. Mucho más escasas son las construcciones que presentan esquinas.

Generalmente son las viviendas las que evidencian unos muros mejor trabajados. A veces, presentan paramentos exteriores muy cuidados: helicoidales o en espina de pez. Las excavaciones de los años 80 de Antonio de la Peña, también pusieron de manifiesto además que buena parte de estas construcciones tenía sus paredes revestidas para un mejor aislamiento de la humedad. En el Trega se han encontrado revestimientos de color blanco, rojo y azul, lo que daría al poblado una imagen más variada e incluso multicolor de lo que se suele pensar.

La mayor parte de los edificios tendrían un tejado realizado con materiales vegetales. Vigas de madera y recubrimiento de colmo (paja de centeno) o de retama, que no han dejado evidencias debido a la acidez del suelo gallego. Sin embargo también algunas construcciones usarían la Tegula y el imbice típicos de los tejados romanos. Al contrario que en muchos castros del noroeste no se ha encontrado evidencias de la existencia de un poste de madera central que sostuviese el tejado. En el caso de las viviendas, la presencia del hogar central imposibilitaría este sistema.