f. Religión

No hay muchos objetos en el castro que nos permitan acercarnos a la religión de sus habitantes. Probablemente el elemento más claro es una estatua de un Hércules de bronce encontrada de forma fortuita durante trabajos de cantería en 1860. Desgraciadamente esta imagen fue robada de los fondos del museo 100 años más tarde. Su localización entre los picos de O Facho y San Francisco, parece indicar la existencia de algún tipo de templo en ese lugar y nos habla de los importantes cambios introducidos por los cultos romanos en la religión indígena.

Relacionados con el culto y el mundo simbólico, se encontraron también en el castro 2 figuras toscamente talladas en piedra con forma humana. La más conocida, expuesta en el museo, se interpreta como un ídolo que podía tener algún tipo de función protectora del poblado de la vivienda. Representaciones similares han aparecido en otros poblados como Monte do castro (Ribadumia), en este caso en relación con una de las entradas.

Uno de los aspectos menos conocidos en los castros es la muerte. Sabemos muy poco los ritos funerarios, porque no se han encontrado cementerios. La extrema acidez del suelo galaico tampoco ha permitido la conservación de restos humanos.

Entre las hipótesis que se han barajado para la ausencia de evidencias funerarias están la realización de ritos «destructivos» como la incineración, la exposición de cadáveres e el arrojado de cuerpos al río o al mar.

Uno de los objetos más conocidos, que se relaciona con el mundo funerario, es una vasija expuesta en el museo. Se encontró en la década de 1920 y, según los excavadores, tenía abundantes cenizas en el interior. Siempre se consideró una urna de incineración, pero las cenizas fueron desechadas en el mismo momento de su hallazgo y hoy resulta imposible realizar algún tipo de analítica que permita conocer su función original.