g. Arqueo-Ciencia.

La historia de los hallazgos en el Trega comienza en 1860. En este año el cantero José María Domínguez Troncoso se encuentra de forma casual una pequeña estatua de un Hércules de Bronce.

Los primeros trabajos arqueológicos realizados en el castro de Santa Trega fueron realizados por el clérigo Juán Domínguez Fontenla y un compañero arqueólogo alemán en 1910. Descubren un par de construcciones circulares en el área que se denomina «Campo redondo», en la zona norte del monte. Desgraciadamente estos trabajos prácticamente no van a tener trascendencia.

Será en 1913 cuando el Trega pase a formar parte de la historia de la arqueología. En ese año la Sociedad Pro-Monte Santa Trega inició la construcción de una carretera de acceso a la cima. Los trabajos provocaron el descubrimiento de numerosas construcciones que la misma pro-Monte decidió excavar. La importancia de los hallazgos llevaron a los miembros de esta sociedad a pedir la supervisión de un funcionario del gobierno central. Las gestiones fueron complicadas, pero finalmente fructifican y en 1914 es enviado Ignacio Calvo, que permanecerá en A Guarda unos 7 días. Calvo es considerado el primer director de las excavaciones en el Trega, pero la realidad es que la mayor parte de de las excavaciones de estos primeros años estarán supervisadas por miembros de la Pro-Monte.

Estas primeras campañas se desarrollan entre 1913 y 1923 con varios años en los que no se realizan trabajos por falta de recursos económicos. En esta época los trabajos fueron realizados sin apenas metodología ni rigor científico, por lo que se perdieron muchos datos que hoy serían fundamentales para comprender el yacimiento.

Las primeras excavaciones realmente científicas se realizarán en el Trega entre 1928 y 1933 bajo la dirección del catedrático Cayetano de Mergelina. Como ayudantes tendría a dos prometedores arqueólogos gallegos: Sebastián González García-Paz, responsable de la mayor parte de los dibujos, y Filgueira Valverde. Desgraciadamente gran parte de los resultados de estas excavaciones se perdió para siempre en el incendio de la Universidad de Valladolid, de la que era rector, en 1939 a pocos días del fin de la Guerra Civil.

El siguiente período de excavaciones va de 1953 a 1972 y en el se producen pequeñas intervenciones dirigidas por Manuel Fernández Rodríguez en las inmediaciones de la llamada «Casa Forestal». Otra vez el gran problema va a ser la escasez de datos y de publicaciones.

La última campaña de excavaciones realizadas hasta el momento son las dirigidas por Antonio de la Peña Santos entre 1983 y 1988. Estos trabajos se desarrollaron en la esquina noroeste del castro con una metodología rigurosa y científica. Gracias a ellas tenemos datos que nos permitieron profundizar en el urbanismo del poblado, en su organización en unidades familiares y se estableció una hipótesis cronológica más sólida.

Desde este momento hasta la actualidad no se han vuelto a realizar excavaciones. En los últimos años la prioridad han sido pequeños trabajos de restauración y consolidación que han ayudado a mantener el yacimiento en condiciones óptimas para la visita.