b. Comunidad Castreña.

Paisaje.

Como suele suceder con este tipo de asentamientos el Castelón de Villaconcide se sitúa estratégicamente sobre una colina fácilmente defendible desde la que se divisa todo el valle inmediato. El territorio inmediato destaca por sus importantes recursos agropecuarios, pesqueros y mineros que debieron condicionar la construcción del poblado.

Sin embargo se han apuntado dos factores que explican la situación e importancia de Coaña: En primer lugar se encuentra en un cruce de vías que desde el neolítico comunicaban las tierras bajas costeras con el interior y con el territorio galaico. El segundo factor es que se halla a escasa distancia del río Navia, considerado navegable en la antigüedad, y en particular está muy próximo al lugar ribereño de Porto, cuyo nombre apunta a una posible función portuaria. La cercanía del castro a este punto nos habla de la importancia de Coaña en relación al comercio con la costa a través del río. Esta posición sería seguramente reforzada en época romana debido al desarrollo de las actividades mineras auríferas en el entorno de la cuenca del Navia y al convertirse esta corriente fluvial en frontera entre los conventos lucense y asturicense.

Urbanismo.

La primera impresión que tiene el visitante del poblado es la de una distribución caótica y desordenada de las construcciones. Sin embargo hoy sabemos que el urbanismo de los castros es fruto de una cuidada planificación.

Si observamos detenidamente la colina que ocupa el castro, comprobamos la existencia de un intenso trabajo de aterrazamiento y acondicionamiento del entorno anterior a la construcción de las viviendas. Se cree que los trabajos comenzarían con la excavación de los fosos, de los que se extraería el material necesario para la construcción de las murallas y edificios. Evidencias claras de la existencia de un foso escavado en la roca se pueden observar en la zona Este del recinto superior, llamado tradicionalmente «acrópolis». Las excavaciones realizadas en este foso han revelado que se trata de una de las estructuras más antiguas del poblado, que puede remontarse al S. V a. C.

Si nos fijamos en la estructura del poblado podemos distinguir 3 zonas: La acrópolis, el barrio extramuros y el llamado recinto sacro. Hay otras áreas que no han sido exploradas, pero presentan signos de haber estado ocupadas como la terraza este y la parte sur del poblado. Justamente en este lado oriental existe una entrada que conecta con un camino de acceso empedrado con lajas de pizarra. Este camino permite acceder al barrio extramuros por la conocida como puerta alta y se prolongaría hasta la acrópolis entrando en el recinto por otra puerta situada en la zona norte de su muralla.

La acrópolis se corresponde con la parte superior del poblado, tiene una forma más o menos triangular y está rodeada por una muralla de pizarra y un foso. Se han identificado algunas construcciones próximas a la entrada, en concreto un gran edificio rectangular en el lado este y también una posible torre en el extremo sur del recinto. La Acrópolis ha sido escasamente excavada, por tanto se sabe poco de su uso. Se cree que podría haber funcionado como espacio sagrado, religioso o de reunión.

En el exterior de la acrópolis, al lado de su entrada y separado del resto del poblado, se encuentra el denominado «recinto sagrado». Aquí se sitúan dos saunas castreñas que se piensa fueron usadas para la realización de rituales y ceremonias.

Frente al recinto sagrado, al otro lado del camino que conduce a la acrópolis, se ve una de las pocas construcciones rectangulares de Coaña. Tradicionalmente conocido como torreón, en realidad parece tratarse de un lugar de reunión del poblado, un espacio abierto con función similar al foro de las ciudades romanas. Desde aquí se divisa el barrio extramuros, que es la zona más excavada del poblado. La impresión es de auténtico desorden, pero la realidad es otra. Todo el barrio está rodeado por una segunda muralla y varias líneas de terraza. El muro defensivo funciona como delimitador y organizador del espacio al que se adaptan las construcciones. Este muro se asienta sobre un antiguo foso que fue posteriormente sellado y anulado, lo que nos habla de existencia de remodelaciones en la estructura del poblado a largo de su historia.

Los edificios también parecen estar dispuestos anárquicamente y sin relación unos con otros, pero una observación detallada nos demuestra lo contrario. Aunque se ha hablado de la ausencia de calles se aprecian perfectamente vías de paso entre las construcciones. Las cabañas casi nunca comparten muros y esa imagen de aparente aislamiento entre ellas aumenta la sensación de desorden. Sin embargo en Coaña se pueden encontrar conjuntos de construcciones con la puerta orientada a un mismo espacio común o patio. Este tipo de organización es muy similar a las características casas-patio de los castros del sur de Galicia y norte de Portugal. Se cree que cada conjunto pertenecería a una familia o a varias familias emparentadas entre si (familias extensas). Algunos edificios funcionarían como viviendas y otros como almacenes, establos o talleres artesanales. La dificultad está en poder diferenciar cuales son viviendas y cuales construcciones de servicio.

Arquitectura.

La mayor parte de las construcciones de Coaña son circulares, ovaladas o rectangulares con esquinas redondeadas. De las aproximadamente 80 edificaciones identificadas en el Castelón, solo se han localizado una media docena de edificios con esquinas en arista. Entre ellos llaman la atención 2 por sus grandes dimensiones: El torreón, que se interpreta como una especie de tribuna o lugar de reunión y un edificio rectangular que se encuentra en la acrópolis al lado de la entrada. Esta segunda construcción es muy interesante porque se ha comprobado que tiene trazas totalmente romanas y se asienta sobre construcciones circulares más antiguas. Esta circunstancia habla de remodelaciones en el castro y de cambios importantes probablemente en época romana.

Todo el poblado fue construido con lajas de pizarra negra trabadas con un mortero de barro. En Coaña sorprende la buena conservación de las paredes, puesto que se han localizado edificios que conservaban muros de hasta 3 y 4 metros de alto. Esta circunstancia, poco habitual en los castros conocidos, ha sugerido la posibilidad de que en muchas construcciones pudiesen existir pequeños altillos o incluso segundas plantas.

La gran mayoría de las cabañas presenta una única estancia. Es poco habitual en los castros del Noroeste ver divisiones internas. Sin embargo en el Castelón hay varios edificios con un pequeño atrio o vestíbulo delante de la puerta de entrada, que quizás sirviese para almacenar leña o herramientas.

En el interior de algunas construcciones se observa la presencia de bancos corridos de piedra. Este elemento, que está presente también en otros castros del Noroeste, se ha relacionado con el pasaje del geógrafo Estrabón (III, 3, 7) en el que dice: «Comen sentados sobre poyos de piedra construidos alrededor de la pared».

Según las excavaciones antiguas en algunas cabañas se han encontrado restos de pavimentos hechos con guijarros muy pequeños y revestimientos en las paredes de color blanco y ocre. Se trataría de la aplicación en el suelo de una especie de opus signinum romano y un recubrimiento en las paredes que podría estar imitando también técnicas romanas. En todo caso se estaría buscando un mejor aislamiento térmico y de las humedades en la estancia.

Uno de los grandes problemas para entender el poblado es que no se han encontrado restos de hogares en los edificios. Probablemente esto se deba al poco rigor metodológico de las excavaciones antiguas. Generalmente la presencia del lugar donde se hace el fuego permite identificar las viviendas. Si nos fijamos en los hogares escavados en otros castros del Navia, seguramente los de Coaña fuesen similares. Normalmente suelen tener una base de pizarra, donde se hace el fuego, con un reborde de piedras y un pequeño murete que protege la llama de las corrientes. Al lado del hogar es frecuente encontrar un agujero para echar las cenizas.

Según los estudiosos la mayor parte de las cabañas tendría techos realizados con materiales vegetales: vigas de madera y tejados de paja o retama, usando técnicas similares a los de construcciones tradicionales asturianas o de las montañas orientales gallegas.