f. Arqueo-Ciencia.

Castro Ventosa ha llamado la atención de los investigadores desde muy temprano. La primera referencia conocida es del Padre Flórez que en 1732 en su España Sagrada sitia en el cerro el Bergidum Romano. En esta época el castro se menciona en algunos libros de viajes como el Viaje a España (1783) de Antonio Ponz o Gaspar Melchor de Jovellanos en el diario de su viaje por León en 1792. Jovellanos lleva a cabo lo que podría considerarse la primera exploración arqueológica conocida en Castro Ventosa, puesto que sube al yacimento y recoge muestras de su muralla con la esperanza de poder verificar las teorías de Flórez.

Pero quizás la referencia más conocida es la del escritor berciano Gil y Carrasco en su famosa novela El señor de Bembibre (1844), en la que hace una descripción de las ruinas de Castro Ventosa, que el considera también el antiguo Bergidum.

A inicios del siglo XX M. Gómez Moreno introduce un tema que generó controversia en su momento. El pensaba que Casto Ventosa era apropiado para una población prerromana, pero apuntó la zona de la Edrada como probable asentamiento de Bergidum Flavium, ya que en ese lugar aparecían abundantes restos romanos. Por el contrario en 1923 Schulten visitó Castro Ventosa y concluyó que era el antiguo Bergidum, de origen céltico, que había sido tomado por Roma durante las guerras cántabras y ellos habrían edificado las murallas.

Desgraciadamente escasas son las intervenciones arqueológicas que han arrojado luz sobre el yacimiento. Las primeras excavaciones se limitan a pequeños sondeos realizados entre 1975-1977 y 1981-1983 por Tomas Mañanes. Aunque la información disponible es escasa, se destaca la aparición de cerámicas negras, bruñidas que corresponderían con un momento prerromano, concretamente con la fase Soto II. Este origen prerromano estaría avalado por el propio topónimo Bergidum, según Mañanes de origen céltico, que designaría Berg: montaña y Dunum: fortaleza.

En 1987-1988 se realiza una limpieza del yacimiento coordinada y supervisada por la arqueóloga Inés Díaz Álvarez. La intervención fue el paso previo a la restauración del paño noroccidental de la muralla y durante los trabajos se realizó también un sondeo arqueológico en un vertedero localizado en el área de restauración. El estudio de los objetos recuperados permitió situar el momento de ocupación más intenso entre los siglos III y IV d. C.

En 1990 se llevó a cabo un nuevo proyecto de restauración de un segmento de muralla de 75 metros de longitud en la zona noroccidental que afectó en concreto a 4 torres. En 2001 el ayuntamiento de Cacabelos y la Junta de Castilla y León acometieron una nueva limpieza de todo el perímetro de la muralla que se hallaba oculta por la vegetación, el viñedo y los diversos derrumbes. La actuación fue aprovechada para realizar nuevos sondeos que se concentraron sobre todo en la zona norte. Los trabajos fueron dirigidos por Gregorio J. Marcos Contreras y supervisados por Julio M. Vidal Encinas.

La última intervención de entidad en Castro Ventosa fue llevada a cabo en 2007 por un equipo multidisciplinar del CSIC que realizó diversos estudios como prospecciones geofísicas y geoquímicas, excavaciones en la puerta oeste y varios cortes, estudios palinológicos… Desgraciadamente son escasos todavía los resultados publicados de estos trabajos.

En 2015 se acometerá además una limpieza superficial del yacimiento retirando todo el viñedo que cubre el espacio dentro de la muralla.