d. Artesanos del hierro.

Cerámica.

El momento de mayor ocupación de Trega, coincide con el inicio de la conquista romana, una época de contacto intenso con el mundo romano. Por este motivo en el Trega se encuentran 2 tradiciones alfareras diferentes: la romana de procedencia foránea y la producción local indígena.

La cerámica indígena de esta época presenta características similares en casi toda la cuenca del Miño. Se trata de producciones hechas a mano, pero generalmente muy depuradas e incluso estandarizadas.

Se cree que en su modelado se pudo emplear un torno bajo, similar al que se usa todavía en algunas zonas de Galicia como Gundivós (Lugo).

Es muy característica la decoración que usa técnicas diferentes como la incisión, el bruñido… y es especialmente abundante la estampilla. Los diseños que se obtienen con esta última técnica son: S, Cruces, círculos, medallones, aves…A veces aparecen cacharros muy llamativos decorados con aplicaciones perladas o de botones. Estas vasijas no parecen estar destinadas para usos cotidianos y la decoración parece imitar los remaches de objetos metálicos como sítulas u otros objetos rituales. Las formas que se elaboran localmente son en su mayor parte cacharros de cocina, para poner al fuego; grandes vasijas de almacenaje o jarras para beber.

Algunos investigadores sostienen que la fabricación de la cerámica sería fabricada por mujeres, como acontece en la mayor parte de las sociedades de este tipo conocidas. En la época en que el castro está habitado, la estandarización del trabajo, parece que puede incluso llevar a hablar de la existencia de artesanos dedicados al trabajo alfarero.

Respecto a la cerámica de fabricación romana encontramos cacharros de cerámica común, para uso cotidiano, y cerámica de lujo, donde las piezas más representativas se denominan Terra sigillata. Se llaman así porque suelen presentar un pequeño sigillum o sello en el interior de la pieza, que identifica el alfar donde fueron elaboradas. Es una cerámica fabricada a molde, de un característico color rojo intenso y pastas muy depuradas.

Con la vajilla romana aparecen nuevas formas vinculadas al uso de mesa: fuentes, platos, cuencos… que hasta ahora no estaban presentes en las tipologías indígenas. Esta circunstancia nos está hablando de cambios profundos en las costumbres culinarias.

Tejido.

Dentro de la esfera de la mujer también estaría la elaboración del tejido. En esta época las materias primas usadas en la vestimenta son el lino, la lana y en menor medida el cuero. Desgraciadamente no han llegado hasta nosotros muestras de tejido. Los testimonios más directos que tenemos son la indumentaria que aparece representada en las estatuas de guerreros encontradas en varios castros portugueses y algunos gallegos.

Los procesos de trabajo que documentamos en el castro son básicamente tres. El primero y más abundante es el hilado, a través de la presencia de fusaiolas. Una especie de pequeños discos de barro o piedra que funcionaban como tope y peso del huso. Muchas de esas fusaiolas aparecen decoradas con motivos similares a los de la cerámica.

El otro proceso el tejido, que se documenta a través de la aparición en las excavaciones de pondera, pesos de barro o piedra que se usaba en telares verticales. Se trata de un tipo de telar muy sencillo, pero utilizado en esta época por toda la cuenca mediterránea y en la Península Ibérica.

Por último, el tercer proceso es el cosido, testimoniado en la presencia relativamente abundante de agujas de bronce de distinto tamaño usadas para coser también diferentes tipos de tejido.